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Anatomía de una transacción de Bitcoin, conoce los detalles de este impresionante proceso

Estas son las características de una red infranqueable donde las operaciones son públicas y transparentes, algo que el sistema tradicional debería envidiar.

Las hacemos todos los días, muchos de nosotros procesamos cientos de ellas a diario convirtiéndolas en un proceso trivial. Pero ¿qué tanto sabemos sobre las transacciones de Bitcoin? ¿qué sucede cuando las procesamos? Para darle respuesta a estas interrogantes hemos decidido ahondar en un procedimiento que desde afuera parece simple, pero que en profundidad es complejo. Sin embargo, te lo simplificamos para que sea fácil de procesar.

Cuando realizas un pago, envías cierta cantidad de Bitcoin a una dirección que es un monedero. Esta dirección es un derivado de una clave pública que está a la vista de todos, pero solo puede ser reclamada por una clave privada. Se trata de una firma digital que permite demostrar quién es el propietario legítimo de esa cierta cantidad de BTC.

Entonces, toda transacción tiene un par de claves que la identifican como un monedero. A su vez, este par de claves están relacionadas entre sí mediante funciones de cifrado y hash, algoritmos que si bien funcionan de forma diferente, en realidad cumplen la misma función, la cual no es otra que cifrar datos.

En definitiva, una transacción de Bitcoin es el resultado de una hermosa combinación de criptografía. Entendamos que este concepto está relacionado con las técnicas de cifrado utilizadas en la codificación de mensajes con el fin de hacerlos ininteligibles a receptores no autorizados.

En el momento en el que realizas una transacción de Bitcoin, asignas una tarifa determinada y seguidamente el TX ID o identificador de transacción (un código único e irrepetible que identifica tu operación), se aloja en un espacio de almacenamiento temporal, a menudo abreviada como mempool.

La mempool es una especie de sala de espera donde se van almacenando todas las transacciones de los usuarios. Allí permanecen hasta que los mineros las van seleccionando para procesarlas. Con cada transacción procesada, se libera espacio en la mempool y la red se equilibra. En pocas palabras, mientras menos transacciones hay en la mempool, menos presión habrá en ella y más rápidas serán las confirmaciones. Esta es la razón por la cual cuando una mempool está abarrotada de transacciones, las confirmaciones suelen ser más lentas.

Cuando la red se ralentiza, muchos usuarios optan por pagar más comisiones con el fin de tomar una mayor prioridad para los mineros. Mientras mayor la comisión, mayor será la probabilidad de ser elegido rápidamente para procesar la transacción. En todo caso, los mineros que tienen el derecho de generar bloques, llenan estos con transacciones que han tomado de la mempool. Por lo general, hay alrededor de 2000 transacciones en un bloque, antes de que el minero comience uno nuevo. En total, los mineros han ensartado consecutivamente más de 600.000 bloques y esta unión de bloques es lo que conocemos como blockchain.

Toda transacción realizada está compuesta por una entrada (input) y dos salidas (outputs). La entrada indica el dinero utilizado para realizar una transacción. La primera salida se dirige a la persona a quien fueron enviados los fondos, que al recibirlos se transforma en su entrada. Entretanto, la segunda salida es dirigida a una dirección de cambio, que es una operación que regresa el sobrante de la transacción que no se ha gastado (los UTXO), que se refiere al cambio que nos corresponde una vez realizada cada transacción, es decir, el monto que queda disponible.

Una red con múltiples nodos de vigilancia

El sistema Bitcoin también consiste en una red de miles de nodos que verifican todas las transacciones. Cuando un minero coloca una transacción en un bloque, se encarga de vigilar que nadie esté haciendo trampa. Esto es porque se encarga de verificar varios elementos, entre ellos, que las salidas coinciden con las entradas, que la firma digital de la entrada sea la correcta. También, verifica que los valores de entrada sean mayores que los de salida. Esto se debe a que siempre los montos contemplados en las entradas incluyen las tarifas que recibe el minero que coloca el pago en un bloque.

De esta forma, el pago que realizas termina en el destinatario. Será en ese momento en el cual esta persona podrá demostrar con su clave privada, que es el nuevo propietario legítimo de los BTC que le has enviado. Los nodos comprueban si todo va bien. Los bloques en los que tienen lugar las transacciones están vinculados entre sí, por lo que un pago no se puede modificar ni revertir. Entonces, con todos estos elementos a bordo, Bitcoin es la red más segura que existe hasta ahora.

De hecho, ya lo explicaba Satoshi Nakamoto, en el Libro Blanco de Bitcoin: “el sistema es seguro mientras los nodos honestos controlan colectivamente más poder de procesamiento (CPU) que cualquier grupo de atacantes en cooperación”. En este sentido, Bitcoin, al sumar el mayor poder de procesamiento controlado colectivamente entre todas las plataformas de contabilidad distribuida, se perfila como la blockchain más segura del ecosistema.

Composición gráfica: Oliver Vizcaíno.

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